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viernes, 20 de febrero de 2015

¿Estás Procrastinando? Como dejar de Procrastinar ¡AHORA!

La procrastinación (del latín: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro),o 
                       (pro, hacia, y cras,mañana, por oposición a hoy) postergación o    posposición.

  • Es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables.

Porque procrastinar, lo que se dice procrastinar, alguna vez lo hacemos todos: tú, yo, él, ella y ese de al lado.

 
  • Los jóvenes lo hacen más que los mayores, y las personas impulsivas o muy emocionales más que las racionales.


Procrastinar es:

  • Retrasar irracionalmente.
  • Es dejar de hacer lo que realmente tenemos que hacer y, en su lugar, hacer lo que no habría por qué hacer precisamente ahora.
  • Es decir, es dedicarnos a lo secundario, a lo irrelevante o a pasar el rato, rompiendo así, a sabiendas, el orden de nuestras prioridades reales.
  • Nos causa: retrasos, incumplimientos, agobios, estrés, oportunidades perdidas, metas no alcanzadas, etc.
  • Se refiere a la demora o postergación, pero solo cuando es irracional o injustificada.
  • Como en tantas otras cosas, en la procrastinación hay grados y ámbitos.
  • Hay procrastinadores extremos o graduales, y los hay generales o limitados a ciertos ámbitos de la vida (pero no en otros, según los intereses).
  • Procrastinar tiene que ver con una falta de motivación o con relacionar la tarea que estamos realizando con posibles consecuencias negativas. Si estás sumergido en una tarea que no disfrutas tu mente necesita dejarla a un lado para respirar y hacer algo que te resulte más placentero.

10 formas de luchar contra la procrastinación

La red de la procrastinación (Eduardo Salles)

1. Establecer metas. Las metas generan espirales de éxito muy eficaces. ¿Cómo deben ser?

Específicas (no tan genéricas que no muevan a la acción),
secuenciadas (parciales, pero dentro de una senda global),
accesibles (pero no tan ínfimas que no supongan progresos) y 
       temporalmente realistas. Además, mejor de acercamiento que de evitación o negativas.

  2. Tomar decisiones y comunicarlas. Las decisiones formales y explícitas ayudan a doblegar el sistema límbico: la parte planificadora de nuestro cerebro se impone así a la impulsiva.
 El compromiso es más difícil de incumplir cuando hay una resolución solemne y pública.

3. Apoyarse en rutinas positivas para automatizar el trabajo y alejar tentaciones.
Las rutinas son apoyos esenciales de los objetivos a largo plazo, porque, al automatizar el trabajo, alejan tentaciones y distractores.
Cualquier procrastinador puede rendir tanto como quien no lo sea, siempre que se agarre a las rutinas. 
Evitar las excepciones impide que se conviertan en reglas, porque la primera dilación es un camino abierto a la segunda.

4.Romper la barrera del minuto - La verdadera barrera que hay que romper es el minuto anterior a comenzar a trabajar. Ese es el gran obstáculo. Si se supera esa gran barrera inicial, todo resultará más llevadero y se habrá evitado el mayor riesgo de procrastinación.


5. Evitar las tentaciones para evitar los peligros. Distanciar las tentaciones (tareas o distracciones alternativas) multiplica su demora de satisfacción y reduce su poder motivador. 
Siempre es bueno interponer obstáculos entre el trabajo y la tentación. 


6.Anotar ideas para expulsarlas de la mente. Anotar las ideas ajenas al tema en el que se trabaja evita un gran riesgo de desconcentración y de procrastinación. Como es difícil suprimir los pensamientos a pura fuerza de voluntad (si nos obligamos a no pensar en algo, probablemente acabemos pensando en ello más aún), necesitamos la ayuda del taco de notas, que los echa de la cabeza y evita que se nos queden flotando.

7.Buscar la cara agradable de lo desagradable. Así se eleva la valoración de las tareas duras y, por lo tanto, su escaso poder motivador.
Manipular mentalmente la tarea y asociarla a algo que nos resulte agradable eleva la motivación. Además, autopremiarse y autohalagarse potencia la autosatisfacción.

8.Visualizar los logros deseados para vivirlos por anticipado. Recrear situaciones de forma intensa hace que nuestra mente se active y genere una especie de imagen como si se hubieran producido tales logros. 

Si somos optimistas y visualizamos activamente las metas, habremos dado un paso hacia ellas. 

Por el contrario, tener miedo a fallar incrementa las posibilidades de fallo.

9.Evitar los argumentos autoabsolutorios o autopermisivos. 
Si decimos:
  •  “no pasa nada por un día que me retrase, tengo tiempo”; 
  • miro Facebook, pero solo cinco minutos”;
  • ya empiezo mañana, que es lunes”, no nos miramos en un espejo real ni daremos pasos hacia el cambio correcto.


10.Combatir el aburrimiento. El aburrimiento empuja de cabeza hacia la procrastinación.
Hay pautas para inflar artificialmente el interés de las tareas: 
  • Cambiando la manera de abordarlas.
  • Marcando pequeños hitos,
  • Recortando los tiempos de las tareas parciales como en una autocompetición, conectando mentalmente la tarea pequeña en un todo mucho más importante. 

Enganchar las tareas en otras de superior rango y de mayor importancia es eficaz. Y, desde luego, el cansancio es un factor que multiplica el desinterés y reduce la capacidad de esfuerzo.

Suprimir las tentaciones electrónicas es la técnica antiprocrastinación más eficaz, por encima de cualquier discurso sobre la importancia de la motivación.

El sonido de las llamadas telefónicas, los mensajes, el correo, las redes, etc., nos han convertido en una especie de perros de Paulov, que reaccionan ante estos estímulos como si interrumpir el trabajo decenas de veces no tuviera la menor importancia. O como si estuviéramos bien dispuestos a pagar el precio de esas interrupciones a cambio de la sensación de conexión permanente.

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